sábado, 2 de febrero de 2019

Sistema Inmunológico



Sistema Inmunológico

El sistema inmunológico es la defensa del cuerpo ante organismos infecciosos y otros invasores. Mediante una serie de pasos llamados "respuesta inmune", el sistema inmunológico ataca a los organismos y las sustancias que invaden los sistemas del cuerpo y causan las enfermedades. El sistema inmunológico se compone de una red de células, tejidos y órganos que trabajan en conjunto para proteger al cuerpo. Las células mencionadas son glóbulos blancos (leucocitos) de dos tipos básicos, que se combinan para encontrar y destruir las sustancias u organismos que causan las enfermedades.



Los leucocitos:

se producen o almacenan en varios lugares del cuerpo, que incluyen el timo, el bazo y la médula ósea. Por este motivo, estos órganos se denominan "órganos linfáticos". Los leucocitos también se almacenan en masas de tejido linfático, principalmente en forma de ganglios linfáticos, que se encuentran en todo el cuerpo. En el cuerpo, los leucocitos circulan desde y hacia los órganos y los ganglios por medio de vasos linfáticos y vasos sanguíneos. De esta manera, el sistema inmunológico funciona de forma coordinada para controlar el cuerpo en busca de gérmenes o sustancias que puedan ocasionar problemas.

Los dos tipos básicos de leucocitos son:

Los Fagocitos: que son células que destruyen a los organismos invasores

Los Linfocitos: que son células que permiten al cuerpo recordar y reconocer a los invasores anteriores y lo ayudan a destruirlos



Los fagocitos incluyen varias células diferentes. El tipo más común son los neutrófilos, que principalmente atacan a las bacterias. Si los médicos sospechan una infección bacteriana, pueden pedir un análisis de sangre para saber si el número de neutrófilos del paciente ha aumentado debido a la infección. Los otros tipos de fagocitos tienen funciones específicas para garantizar que el cuerpo reaccione adecuadamente a un determinado tipo de invasor.

Los dos tipos de linfocitos son los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos se originan en la médula ósea y, o bien se quedan allí y se convierten en células B, o se dirigen a la glándula del timo, donde se convierten en células T. Los linfocitos B y los linfocitos T tienen funciones diferentes: Los linfocitos B funcionan como el sistema de inteligencia militar del cuerpo, ya que localizan el objetivo y envían defensas para atraparlo. Las células T se asemejan a los soldados: destruyen a los invasores que el sistema de inteligencia identifica.

El Bazo

Es el órgano más grande del sistema linfático, en un adulto puede pesar de 150-200 gramos y tiene forma de puño. Se sitúa al lado izquierdo de la cavidad abdominal debajo del diafragma y detrás del estómago, protegido por las costillas 9, 10 y 11.

Está formado por dos tipos de tejidos:

Pulpa roja: es el tejido mayoritario de color rojizo, que anatómicamente forma la parte externa del bazo y que contiene en su interior a la pulpa blanca. Se denomina así porque está formado por un gran número de vasos sanguíneos, llamados capilares sinosoïdes, que facilitan la entrada y salida al tejido de células de la sangre.

Pulpa blanca: está constituida por una especie de nódulos blanquecinos de tejido linfoide, en el que se pueden encontrar linfocitos T y células B en compartimentos separados.



Las funciones del bazo:

Se pueden clasificar en dos tipos

De tipo hematológicas:

Filtrado de la sangre y eliminación de hematíes viejos o inmaduros y de células propias no funcionales.

El bazo es uno de los principales depósitos de hierro junto con el hígado y la médula ósea.

Diferenciación de glóbulos blancos.

De tipo inmunológicas:

Fagocitosis de células extrañas dañinas como bacterias, virus y otros antígenos.

Formación de inmunoglobulina M debido a la entrada  de antígenos filtrados desde la sangre

 Producción de opsoninas importantes para fagocitar las bacterias.

Problemas relacionados con el bazo

Los más habituales son

 Esplenomegalia: existen enfermedades como infecciones crónicas o cánceres de la sangre que dan lugar a un aumento desproporcionado del bazo lo que conlleva una destrucción masiva de eritrocitos (glóbulos rojos) y consecuentemente anemia hemolítica. Este aumento de tamaño puede ocasionar además el aplastamiento de órganos próximos como el estómago o los pulmones, y también del diafragma.

 Rotura del bazo: puede producirse como consecuencia de un traumatismo, típicamente por accidentes de tráfico.

En ambos casos se debe realizar una esplenectomía o extirpación del bazo. Posteriormente algunos órganos como el hígado asumen las funciones perdidas aunque se habrá originado una situación de mayor susceptibilidad a las infecciones.






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